lunes, 7 de octubre de 2013

La asignatura de las retransmisiones deportivas: la televisión no es radio


(Viene de la entrada anterior).
La liga había puesto la redacción al rojo vivo. La sección de deportes trabajaba por y para el circo del balón. El fútbol mandaba sobre todos los demás deportes. Casi no dábamos abasto: los entrenamientos del Madrid, del Atlético, del Rayo; los encuentros de Primera y Segunda división, las crónicas previas de los partidos, las retransmisiones, el Gol a Gol... Brotóns traía cada mañana las últimas instrucciones, aprovechaba que estábamos todos y las cantaba tratando de inculcar “buen rollo” con su maliciosa sonrisa. De vez en cuando se reunía a solas con Ucelay, en su despacho o en una mesa apartada. Supongo que hablaban sobre la retransmisión del partido que tocaba el sábado. A veces se ponían muy serios. Creo que, incluso, discutían.

Ángel González Ucelay se encargaba, como ya he dicho, de las narraciones en directo. Tenía bastante buena voz, pero su estilo recordaba en exceso a los comentaristas que pululaban por las radios. Como ellos, hablaba en exceso durante las retransmisiones y contaba cosas que en la televisión no era necesario contar. Su tono y sus formas no dejaban lugar a dudas: era de la escuela de José María García, igual que muchos otros jóvenes periodistas deportivos de entonces. Y, aunque la mayoría trataba de cumplir a rajatabla la orden de sus directores, en el sentido de que se alejasen lo más posible del estilo del Butano, sólo algunos eran capaces de disimularlo.

La televisión tenía —y tiene— pendiente la asignatura de las retransmisiones deportivas. Las nuevas cadenas arrastraron hasta sus redacciones a los periodistas de la radio y estos se llevaron las maneras radiofónicas a la televisión. Cambiaron de medio, pero no de estilo. Casi todos siguieron utilizando en la pantalla el tono alto de la radio deportiva; casi todos mantuvieron la regla de contar permanentemente en qué lugar del campo está el balón; casi todos conservaron el cambio progresivo de la altura verbal en función de los conceptos “campo propio”, “medio campo”, “medio campo contrario”, “área” y “gol”; casi todos continuaron retransmitiendo emoción con la voz en vez de someterse al imperio de los ojos; casi todos olvidaron que vale más una imagen que mil palabras. ¿Excepciones? Sólo una: el periodista de TVE José Ángel de la Casa, que también había hecho radio.

Llegué a escribir todo esto en mi cuaderno de notas con la perversa intención de que Ucelay pudiese leerlo. Pero desconozco si lo hizo.

(Sigue).